Prólogo:
Estamos a finales de junio, último viernes del mes, son
las 7:30 de la mañana, apenas llevo un rato trabajando cuando en mi cabeza
comienza a rondar una idea ¡llevo demasiado tiempo sin participar en alguna
marcha cicloturista y me muero de ganas por matar el gusanillo!
Con
las vacaciones estivales llamando a la puerta, tengo que organizar algo cuyo
protagonismo recaiga en una vieja Macario. Mi fiel compañera está apunto de
cumplir su 30 cumpleaños y esto hay que celebrarlo. Mi padre la compró en
1989 con mucho esfuerzo (nunca podré agradecer tanta entrega y solo él, donde
quiera que esté, y sus manos sabrán el duro trabajo y sacrificio que tuvo que
realizar para que no faltase de nada en casa y por supuesto, una buena
bicicleta).
La
otra mitad del protagonismo la tendrán algunas de las extraordinarias
carreteras que se encuentran en mi
pueblo, “CARDEÑA”, y a las que se puede considerar como auténticas
arterias del Parque Natural que las alberga, el Parque Natural Sierra de
Cardeña y Montoro. Estas vías hacen que la práctica del ciclismo por ellas sean
un verdadero disfrute y privilegio.
Busco un reto algo alejado de las concurridas marchas cicloturistas que por suerte, en la actualidad, abundan por toda la geografía nacional. Quiero huir de marchas populares y con demasiada repercusión, lo único que quiero es disfrutar haciendo lo que más me gusta y en esta ocasión hacerlo muy cerquita del pueblo y en plan tranquilo y sin prisas.
Busco un reto algo alejado de las concurridas marchas cicloturistas que por suerte, en la actualidad, abundan por toda la geografía nacional. Quiero huir de marchas populares y con demasiada repercusión, lo único que quiero es disfrutar haciendo lo que más me gusta y en esta ocasión hacerlo muy cerquita del pueblo y en plan tranquilo y sin prisas.
Y
plassss !!! ahí está. La bombilla se ha
encendido, no ha tardado mucho en hacerlo y con ello se pone en marcha un
pequeño reto que hará subirme a la Macario con una ilusión desenfrenada durante
los próximos meses hasta que llegue la fecha elegida para afrontarlo, que será
a últimos del mes de agosto. Acaba de nacer: “La Vuelta Ciclista a los
Parques Naturales de las Sierras de Cardeña-Montoro, Andújar, Madrona y Valle
de Alcudia (Tras la huella del lince)”.
Para esta pequeño desafío contaré con un buen amigo,
Joaquín Naranjo, con el que compartiré un día inolvidable y al que le estaré
eternamente agradecido por haberme regalado su presencia y compañía en este día
tan especial. ¡Joaquín eres muy grande!
Joaquín y un servidor nos deleitaremos, reiremos,
gozaremos y en algún momento sufriremos dando pedales durante 243 km,
acumulando un desnivel de 3.741 m. Nuestro recorrido
transcurrirá por 3 extraordinarios espacios naturales pertenecientes a Sierra
Morena y que conforman los Parques Naturales mencionados anteriormente y que
dan nombre a la recién nacida “vuelta ciclista” que discurre casi por su
totalidad por territorios del Lince, dándole así un encanto añadido.
Crónica:
30
de agosto de 2018
7:20 de la mañana, es temprano, los gallos con su canto así lo pregonan a los cuatro vientos. Con la primera claridad del día activamos nuestros focos para ser bien visibles al tráfico rodado y sin pensarlo dos veces, arrancamos nuestro maratoniano día ciclista desde Cardeña, epicentro del Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro.
(Para saber más de este maravilloso Parque Natural os invito a ver este artículo:) PARQUE NATURAL SIERRA DE CARDEÑA Y MONTORO (ANILLO CICLOTURISTA)
Comenzamos nuestro recorrido tomando la carretera N-420 dirección Ciudad Real. Durante los primeros kilómetros hace fresquito, el terreno es descendente hasta llegar al puente del río Yeguas, justo donde está el límite de las comunidades autónomas andaluza y castellano manchega, esto provoca que el frío haga acto de presencia rápidamente y nos haga dar algún que otro tiritón. Por suerte, enseguida afrontamos la primera ascensión del día con la que entraremos en calor, el Puerto de Valderrepisa (850 m). Tras esta primera y cómoda toma de contacto con el terreno montañoso realizamos una corta parada para comer un plátano y en mi caso quitar ropa. El valiente Joaquín directamente salió de corto desde Cardeña ¡ole los tíos machotes!
Nuestro ritmo es tranquilo, nos dan mucho respeto los
kilómetros que nos quedan por delante y lo mejor es ir reservando y dosificando
fuerzas. Aparte de esto, mis sensaciones durante esta primera parte del recorrido
no son muy buenas. Noto que las piernas no responden como me gustaría pero para
que pensarlo, así que lo mejor es seguir dando pedaladas y disfrutar de la
agradable y entretenida conversación con Joaquín.
Llegado el fin del Valle de Alcudia, salvamos Puerto
Pulido (850m) y tras otro vertiginoso descenso y abandonar la N-420 atravesamos
con 15 minutos de retraso según el horario que habíamos previsto, el pueblo de
Brazatortas desde el que nos dirigiremos por una angosta e incómoda carretera
CR-5021 hacia Cabezarrubias del Puerto. Este tramo es nuevo para nosotros y nos
sorprende lo irregular y mal estado del firme del pavimento y el continuo
terreno ascendente. Tras dejar atrás Cabezasrrubias, el siguiente pueblo por
donde pasaremos será Hinojosa de Calatrava, que nos dejará a pies de nuestra
cuarta ascensión del día, Puerto Mestanza (870 m).
Coronada esta última subida cambiamos de carretera,
tomando la CR-502 dirección Mestanza donde pararemos para comer un bocadillo y
descansar un rato, tras disfrutar de otra bajada en la que las bicicletas se
dejan caer que da gusto.
Reanudamos la marcha dejando rápidamente atrás la pequeña
localidad de Mestanza y volviendo a gozar con otro rápido y tendido descenso
que nos lleva hasta la presa del embalse del Montoro, donde un cartel nos da la
bienvenida al Parque natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona.
(Para saber más de este maravilloso Parque Natural
os invito a ver este artículo:)
Poco a poco vamos acumulando kilómetros, el termómetro nos
recuerda que nos encontramos en agosto y para colmo sabemos que en breve nos
enfrentaremos a dos importantes y exigentes subidas. Nuestro reto comienza a
ponerse serio y ha llegado la hora de empezar a sufrir un poquito y de no bajar
la guardia con la hidratación y alimentación.
Nuestro siguiente obstáculo al que deberemos enfrentarnos
será el Puerto de Los Rehoyos (980 m). Ahora Joaquín y un servidor ya
conversamos menos, el cansancio empieza hacer acto de presencia, el calor está
apretando muy fuerte y esta subida es bastante larga y exigente. A lo lejos el
embalse del Montoro vigila nuestra marcha, la cual aunque sufrida es imparable
y para ello nos servimos de los ánimos que nos damos mutuamente, cada vez que
coronamos un puerto.
(Sabemos que nuestro reto consta de “8” ascensiones
destacadas y cada vez que salvamos una de ellas, la cuenta atrás queda más
cerca para llegar a su final).
Salvado el Puerto de Los Rehoyos, la verdad que bastante
acalorados, es hora de recomponerse un poco gracias a la generosa bajada que
nos lleva al inicio del siguiente obstáculo.
El puerto que da nombre a esta maravillosa sierra y al
parque natural al que pertenece, Puerto Madrona (960 m) nos espera. Por suerte
al inicio del puerto se encuentra la fuente de San Lorenzo, cuya agua fue para
nosotros un fabuloso regalo que nos ayudó de manera extraordinaria a continuar
nuestra pequeña aventura. No se me olvidará nunca como gritaba de alegría
Joaquín mientras se refrescaba mojándose la cabeza.
Después de nuestra refrescante parada, afrontamos de
manera más tranquila y con más garantías nuestro camino ¡Por lo menos agua
habíamos podido recargar!
Poco a poco y curva tras curva vamos acercándonos al final
de esta ascensión, hasta que hacemos cumbre. El Madrona está tachado de nuestra
cuenta atrás, ya solo nos quedan 2 subiditas y eso nos anima, aunque nos
preocupa el retraso que llevamos acumulado sobre el horario previsto, cerca de
45 minutos.
Durante los próximos kilómetros la carretera empeora y nos
encontramos un pavimento muy erosionado y levantado por lo que es necesario
extremar las precauciones para evitar cualquier caída que de al traste con
nuestro reto. Estamos en los límites de las provincias de Ciudad Real y Jaén y
parece que las distintas administraciones tienen un poco olvidadas estas
carreteras por las que hay escaso trasiego de circulación.
Hasta llegar a nuestro próximo punto de referencia que
será el Santuario de La Virgen de La Cabeza circulamos por un terreno
rompepiernas. Nos continua preocupando nuestro retraso y que esto nos ocasione
algún problema para poder comer al llegar al poblado de La Virgen y para colmo
comienzo a sentir que las plantas de los pies me arden, algo que me empieza a
preocupar.
Por suerte hay veces que la vida te ofrece conocer a
personas que derrochan generosidad, bondad y amabilidad. En nuestro caso para
este reto recibiríamos la estimable ayuda de nuestro amigo y servicial Rafael
Delgado y de la pareja formada por los entrañables Miguel Ángel Cid e
Isa. Su presencia y colaboración nos facilitarían muchísimo las cosas desde
aquí, hasta el final del reto. Nunca tendremos suficientes palabras para
agradecerles lo bien que se portaron con Joaquín y un servidor. ¡Mil gracias
a los tres de todo corazón!
A falta de unos 20 km aproximadamente para llegar a La
Virgen de La Cabeza, Rafael sale a nuestro encuentro. Rafael conocedor como
nadie de esta zona y haciéndose una idea del estado de cansancio que podríamos
llevar a esta altura del día, nos tenía preparada una nevera con una fresca y
reconstituyente bebida isotónica que fue como un regalo caído del cielo. Tras
la breve parada continuamos a toda prisa hacia La Virgen y al poco rato
recibimos una magnífica noticia, Miguel Ángel e Isa nos tienen preparados en el
Restaurante El Buen Gusto unos bocadillos, aunque vayan a cerrar la cocina. Ya
no hay que preocuparse por la hora de llegada.
A falta de pocos kilómetros de la llegada a La Virgen a lo
lejos divisamos el santuario. No lo puedo remediar, como siempre, la piel se me
pone de gallina y vivo una sensación que no puedo explicar, es algo maravilloso
y muy especial. En esta ocasión hasta levanto los brazos como símbolo de
alegría y celebración ¡La primera parte de nuestro reto parece que ya está
alcanzada!
Finalmente a las 15:45 h. y con 163 km en nuestras piernas
llegamos a La Virgen de la Cabeza, con solo media hora de retraso según el
horario previsto. Nuestros amigos Rafael, Miguel Angel e Isa nos están
esperando ¡Que alegría!
Sobre las 16:30 y repuestas las fuerzas con un bocadillo
de lomo y un par de Coca Colas, es hora de retomar nuestra marcha dirección
Andújar. Con mucho respeto por el sofocante calor a estas horas del día,
cargamos los bidones y la Camelback con agua fresquita y cubitos de hielo y
retomamos de nuevo nuestro reto.
Abandonamos el poblado de La Virgen, despidiéndonos hasta
más adelante de Miguel e Isa, mientras Rafael nos escolta por detrás desde la
distancia, por si nos hace falta algo.
A los pocos kilómetros, al llegar al río Jándula,
detenemos la marcha para darnos un pequeño pero refrescante baño en sus frías
aguas. Esto es algo que agradecerán muchísimo nuestras piernas y servirá para
descargar su cansada musculatura.
Tras nuestro pequeño y grato chapuzón proseguimos el
camino y rápidamente nos enfrentamos a la subida que lleva al complejo
turístico Los Pinos. Gracias al baño que nos deja como nuevos, esta ascensión
la realizamos a un ritmo bastante alto. Desde aquí y hasta Andújar continuamos
a un buen ritmo y noto que el entrenamiento de los últimos meses está dando su
fruto y comenzamos a rodar a una velocidad endiablada que nos hace recuperar
rápidamente el retraso que habíamos acumulado anteriormente.
Parece mentira que con los kilómetros que llevamos encima
desde que partimos por la mañana desde Cardeña vaya tan acoplado a mi vieja
Macario y disfrutando como un niño de cada pedalada y de cada cambio de
desarrollo realizado desde sus viejas palancas situadas en el tubo del cuadro,
cuyo ruido me parece música celestial. En fin, estoy consiguiendo lo que me
había propuesto desde un principio, creo que en esos momentos debía ser la
persona más feliz del mundo.
Al llegar Andújar sobre las 18:15 h. volvemos a estar en
hora, así que aprovechamos para realizar una breve parada, tomar un café y despedirnos
de nuestro amigo Rafael.
Proseguimos con nuestro reto y tras cruzar Andújar,
continuamos hacia Marmolejo ya con un ritmo más tranquilo y pausado y pensando
ya en nuestra última ascensión por Los Rasos, hasta coronar el Alto de
Españares.
En este tramo donde el calor es sofocante oigo decir a mi
amigo Joaquín:
¡Antonio recuérdame cuando lleguemos al pueblo que
deje de hablarte durante un par de años
por haberme traído contigo a esta locura!
Por suerte en breve el sol comienza a esconderse y la carretera
cada vez nos da más cobijo proporcionándonos abundante sombra. Recibimos de
nuevo la estimable visita de Miguel Ángel e Isa que nos proporcionan el último
avituallamiento antes de afrontar la parte más dura de la subida por Los Rasos.
Sin pensarlo más, continuamos con la última subida de la
jornada. El cansancio de todo el día comienza a mostrar su cara y hasta coronar
el Alto toca sufrir un poquito y tirar de casta y coraje. Pero por fin, estamos
arriba y coronamos el Alto de Españares (750 m.). Ya solo nos queda llanear un
poco para llegar a Venta del Charco, donde recibo una grata sorpresa, la
familia al completo, incluyendo la abuela Antonia nos está esperando para
darnos los últimos ánimos con los que llegar hasta Cardeña..
Tras dejar atrás Venta del Charco, ya está empezando
anochecer y es necesario encender los focos para ver y ser bien vistos.
En La Venta además de los ánimos, Merce también nos tenía
preparadas unas latas de una bebida energética que realmente nos darían alas y
nos harían volar por la recta de La Corcovada como auténticos reactores, algo
que a Joaquín y a mí nos llamó la atención gratamente.
De repente Joaquín me vuelve a sorprender y de su boca
sale una frase que nunca olvidaré ¡Antonio estoy deseando llegar para
darte un abrazo!
Y por fin, sobre las 21:10 h. después de encarar la recta
del Ventorrillo del Nabo y al salir de la curva que nos deja a las puertas de
Cardeña, de entre la oscuridad de Los Pinos oímos las voces de los amigos del
club MTB Cardeña y de nuevo de toda la familia que nos estaban esperando para
darnos la bienvenida y poner la guinda al pastel y terminar así, un día que
tanto Joaquín como yo creo no olvidaremos nunca.
Tras el recibimiento quedo abrumado por la gratificante
sorpresa que nos habían regalado nuestros amigos y me invade una sensación de
auténtica satisfacción, alegría y felicidad. Joaquín y un servidor habíamos
conseguido completar nuestro reto, habiéndolo estrujado y aprovechado desde el
principio y hasta el final para disfrutar de la infinidad de todos y cada uno
de los pequeños e insignificantes detalles vividos durante todo el día.
¡No se puede pedir más!
Para terminar, dar las gracias a toda la familia del Club
MTB Cardeña por sus numerosos ánimos, antes y durante nuestro reto ¡Muchísimas
gracias amig@s!
Pedazo de maquina estas hecho. Algun dia me apunto con vosotros
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