En la provincia de Burgos, próxima a los famosos
yacimientos arqueológicos de Atapuerca se localiza La Sierra de la Demanda, un
enclave privilegiado que se encuentra en un estado de conservación y equilibrio
medioambiental magnífico y alberga un gran número de especies de fauna como
lobo, zorro, corzo, ciervo, jabalí, gato montés, tejón, nutria y ardilla, entre
otros. En su cielo se pueden contemplar especies como el águila real, azor,
búho real y gavilán. En sus bosques se levantan majestuosos árboles como hayas,
robles, abedules, pinos y acebos y en el suelo los amantes de las setas podrán
encontrar gran variedad de especies micológicas.
Repartidos por esta sierra se encuentran pequeños pueblos
serranos, formados por bellas casas de piedra y por donde el agua rebosa vida
discurriendo por numerosos riachuelos y fuentes. En estos pueblos es fácil
encontrar amabilidad por parte de los escasos lugareños que todavía hacen vida
en ellos, resistiéndose a emigrar a la gran ciudad.
Todo en conjunto hace de este apartado rincón de Burgos un
lugar ideal para hacer una escapada y disfrutar de la naturaleza en su estado
más puro y salvaje.
Para ello, existe afortunadamente la Vía Verde de la
Sierra de la Demanda. La vía aprovecha el antiguo trazado del ferrocarril
minero que se construyó en 1900 para dar salida al hierro, plata, cobre y plomo
de las minas de Barbadillo de los Herreros, Villasur de los Herreros, La
Herrería (Monterrubio) ......
Tras el cierre definitivo del ferrocarril y la posterior
desmantelación de la vía, en 2004 la vía fue acondicionada para la práctica del
cicloturismo y el senderismo gracias al Programa de Caminos Naturales del
Ministerio de Medio Ambiente.
La vía verde es un itinerario que cuenta con 54 km que discurren
desde Arlanzón hasta Monterrubio de la Demanda. Cuenta con numerosas áreas de
descanso y los paisajes en todo momento son de una gran belleza visual que nos
harán sentir que nos encontramos en un auténtico remanso de paz y tranquilidad,
sin duda alguna, un paraíso escondido.
En esta ocasión para disfrutar de esta aventura cuento con
la familia, por lo que adaptaremos las etapas para que los niños (8 y 3 años)
disfruten todo lo que se pueda pero sin saturarlos para que no se cansen. Para
ello, establecemos el campamento en Pineda de la Sierra, albergándonos en La
Casona, un acogedora hospedería que cuenta con habitaciones y restaurante para
recobrar fuerzas tras las jornadas en bici. En este establecimiento regentado
por Inés y su familia, el trato recibido es muy familiar y cercano, haciéndote
sentir como si estuvieras en tu propia casa.
Para preparar la primera etapa que nos llevará desde
Pineda de la Sierra a Monterrubio de la Demanda, optamos por llevar el coche
hasta Barbadillo de los Herreros, el penúltimo pueblo por donde transitaremos
durante la primera etapa.
En Barbadillo dejé aparcado el coche junto al puente del
río Pedroso.
La vuelta hasta Pineda la cubrí por carretera. Son 25 km
en los que lo mas destacable es la subida al puerto del Manquillo, el cual se
sube sin mucha dificultad ya que se trata de una subida tendida y sin grandes
rampas.
Estamos a primeros de junio y aunque esperaba encontrar el campo más seco, nada más subirme a la bici me di cuenta que habíamos acertado de lleno al elegir este destino para disfrutarlo en familia.
Durante el trayecto de vuelta la sonrisa no se borró de mi
rostro y aproveché para tomar fotografías del marco incomparable que forma esta
sierra con el color verde predominando en el horizonte.
1ª Etapa de 31 km (Pineda de la sierra – Monterrubio
de la Demanda)
Sobre las 10.30 h. tras el desayuno consigo arrancar a la
familia. Abandonamos Pineda por la carretera BU-820 dirección Riocavado de la
Sierra y apenas cubiertos 600 m la abandonamos para incorporarnos a la vía
verde.
Desde el mismo pueblo de Pineda y para evitar ese pequeño tramo de
carretera, se puede acceder a la vía verde pero hay que cruzar una finca
privada (La Acebeda) la cual tiene un tramo de camino en el que hay piedras de
mediano tamaño que lo hacen ser algo incómodo si se viaja con la sillita
infantil donde llevo a Antonio, el pequeñín de la familia.
Nada más empezar a circular ya por la vía verde, la
familia al completo comenzamos a sorprendernos de la belleza de los paisajes.
La frondosa arboleda cubre durante amplios tramos el camino. El río truchero
Arlanzón, nos acompaña durante un buen tramo del camino dejándonos preciosas
estampas de las que no estamos acostumbrados a contemplar normalmente.
Llama también nuestra atención la gran cantidad de mariposas que encontramos en nuestro camino, pareciendo querer unirse a nuestra pequeña aventura, aunque es normal su presencia ya que la primavera en esta parte de Burgos todavía mantiene gran variedad de flores, del que su néctar forma un preciado manjar para estos coloreados y polinizadores insectos.
Llama también nuestra atención la gran cantidad de mariposas que encontramos en nuestro camino, pareciendo querer unirse a nuestra pequeña aventura, aunque es normal su presencia ya que la primavera en esta parte de Burgos todavía mantiene gran variedad de flores, del que su néctar forma un preciado manjar para estos coloreados y polinizadores insectos.
Transcurridos pocos km nos encontramos con una agradable pareja madrileña (Emma y Juanma) que habíamos conocido en La Casona. A partir de ahí ya realizaremos el resto de vía hasta Monterrubio disfrutando de su compañía.
Tras coronar el alto del Manquillo, la vía te regala una
larguísima bajada que, casi sin darte cuenta, te lleva hasta el pueblo de
Riocavado de la Sierra que dejamos a nuestra derecha. Antes de llegar a este
pueblo cruzamos la pasarela de Valdorcas que llama la atención por la altura a
la que se levanta.
En Riocavado, destaca entre la estampa que forma este
pueblo a la lejanía, la torre del campanario de la iglesia.
Llegado a este punto y para no retrasar mucho la hora de
la comida que decidimos haríamos en Barbadillo continuamos la vía sin hacer
escala en el mencionado Riocavado.
Tras proseguir la marcha y un poco antes de llegar a
Barbadillo cruzamos un túnel, que está preparado gracias a unos póster de
madera, para que las vacas no entren allí buscando refugio del calor. El túnel
cuenta con iluminación pero durante la primera parte no funcionaba por lo que
es aconsejable contar con alguna linterna.
Al poco llegamos a Barbadillo de los Herreros y buscamos
la sombra de un enorme árbol que se levanta junto al ayuntamiento del pueblo.
Tras combatir la sed en una fuente cercana y dar cuenta de unas refrescantes
cervezas que pedimos en el bar que se encuentra en el interior del edificio
consistorial, recobramos fuerzas comiendo tranquilamente y en compañía de un
can del que se hizo amigo el pequeño Antonio gracias a los pedacitos de
sándwich que le ofrecía.
Terminada la comida Aitana nos sorprendió diciéndonos que
se atrevía a continuar la vía verde hasta finalizar en Monterubio y acompañar
así a Juanma y Emma.
Sin más continuamos el camino, este último tramo cuenta
con subidas y bajadas que hicieron que las fuerzas fueran poco a poco
diluyéndose en la valiente ciclista. Aun así resistió como una campeona
superando la última larga recta picando hacia arriba de la estrecha carretera
que hay antes de llegar al pueblo, en la que un rebaño de vacas nos dio la
bienvenida mientras pastaban plácidamente. La princesa de la casa nos demostró
que aparte de ser una verdadera campeona es muy valiente y atrevida, no
temiendo la cercanía de los vacunos, todo un orgullo para sus papás!!!!
Al llegar a Monterrubio recuperamos fuerzas tomándonos
unas galletas de chocolate y un refresco, terminando así la magnífica jornada
ciclista en la que toda la familia disfrutamos de los fabulosos paisajes con
los que nos deleitó esta sorprendente vía verde.
2ª Etapa de 17 km (Pineda de la sierra – Villasur de Herreros)
El día amanece un poco nublado. Tras un corto y solitario
paseo por las calles de Pineda regreso a la casa, el desayuno nos está
esperando.
A las 11.00 h. y después de haber preparado las bicis y
nuestras queridas alforjas, emprendemos la marcha abandonando Pineda. Al poco
comenzamos a ver las aguas del embalse de Arlanzón.
La vía verde cuenta con una pasarela de madera para cruzar una de las colas del embalse. La vegetación cubre gran parte de este tramo de vía protegiéndonos así del sol, aunque la tónica del día fue sol y nubes.
La vía verde cuenta con una pasarela de madera para cruzar una de las colas del embalse. La vegetación cubre gran parte de este tramo de vía protegiéndonos así del sol, aunque la tónica del día fue sol y nubes.
Como siempre, Merce tarda poco en adornar las alforjas con
flores como brezos y escobas que le encantan.
El día está medio nublado y la cercanía al pantano hace
que el aire y la humedad hagan que la sensación térmica disminuya, algo que el
pequeño de la familia muy pronto nos hace saber, así que le abrigamos hasta los
dientes con toda la ropa de la que contábamos. Por suerte, no tardó en entrar
en calor.
La vía verde continua sorprendiéndonos con su belleza y
los peques están disfrutando de lo lindo. Encontramos algunas que otras bajadas
y subidas bastantes inclinadas, casi todas señaladas con indicadores del 7% y
que salvamos con mucho cuidado para evitar cualquier percance.
También encontramos una charca con una pequeña zona de
merendero donde la banda sonora la ponía el cloac de las ranas y donde
aprovechamos para hacer un pequeño descanso.
Alrededor del kilómetro 14 encontramos un cruce y en lugar
de continuar el camino hasta Arlanzón, decidimos acortar tomando dirección a
Villasur, ya que por la tarde había previsión de tormentas en Pineda y todavía
había que volver allí para recoger el coche.
En este último tramo de 2.8 km. Aitana sufrió dos pequeños
percances sin importancia, uno de ellos tras meter un pie entre las rejas de
una paso canadiense para el ganado y el otro, una pequeña caída sin
consecuencias.
Durante este última parte del camino se pueden observar
varios carteles informativos con la fauna, árboles y setas que se pueden
encontrar por toda la sierra.
Y poco a poco vamos viendo cada vez más cerca Villasur.
Nada más entrar al pueblo encontramos una pequeña iglesia con una fuente
próxima. La iglesia contaba con una acogedora sombra, el sitio ideal para
recuperar fuerzas, así que fue el lugar elegido para comer.
Después de comer me toca volver a toda prisa a Pineda para recoger el coche, me quedan 23 km por carretera. Según me alejo de Villasur veo a lo lejos que el cielo se estaba cerrando y los relámpagos se abrían paso, justo por la dirección por la que tenía que volver. Comienzo a pensar que sería inevitable llegar mojado a Pineda. Aun así, continuo disfrutando de los paisajes que el embalse del Uzquiza va mostrando.
A 4 km de Pineda, finalmente la tormenta descarga y el
aguacero me coge de lleno. Tras echar mano del chuvasquero llego al destino un
poco mojado pero menos de lo que me pensaba.
Después de cambiarme de ropa vuelvo a recoger a la familia
que esperaba en Villasur después de haber reposado la comida y haber goloseado
un rico helado.
Al llegar me reciben con alegría y es hora de cargar las
bicicletas al coche. Ha llegado el momento de poner fin a esta aventura, dos días
maravillosos e inolvidables en familia. Espero y deseo que dentro de muchos
años Aitana y Antonio recuerden lo bien que lo pasamos. Pero bueno, si sus memorias
lo olvidan para ello tendrán esta crónica realizada con todo cariño por su
padre.
Video: Vive la Vía - La Vía Verde de la Sierra de la Demanda (tve)